"Indignados activistas, indignación cool y los que no se indignarán jamás" por David Guerrero
- Opinión - SER comunidad, Madrid opina en red
- 31/05/2011 a las 11:59
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Miles de jóvenes han trasladado a las plazas de toda España la inquietud y el enfado que desde hace meses se mueve en las redes sociales. El movimiento 15M ha conseguido la atención y complacencia de los medios de comunicación. Cuentan con la simpatía de gran parte de la sociedad, pero a la vez son ignorados por la izquierda, repudiados por la derecha e insultados por el “TDT Party”. Los indignados han conseguido una ola de reflexión en los grupos de amigos, las tertulias familiares o el café mañanero de los compañeros de trabajo. Ese ha sido su gran éxito, han despertado el interés ciudadano por la política. Han demostrado la capacidad de la sociedad para ser crítica y construir su propio futuro.
Ellos han conseguido el gran foco, pero las redes sociales y muchos pequeños foros públicos ya hervían cuando se rescató a las entidades financieras mientras sus “gurús” cobraban primas multimillonarias, cuando se aprobaron verdaderos recortes al estado del bienestar, cuando los trabajadores empezaron a ver como bajaban sus nóminas y menguaban sus derechos o las múltiples ocasiones que algún dirigente privatizaba un servicio sanitario o cedía suelo para la educación “influida”.
Mis indignados no estuvieron en Sol cuando denunciaban a golpe de teclado la falta de respuesta de los gobiernos democráticos ante la represión de la “primavera árabe”. No ocuparon la portada del periódico de la mañana cuando soplaban las velas de la Flotilla por la Libertad de Gaza. Ninguna emisora de radio abrió el informativo cuando señalaban horrorizados el incremento del precio de los cereales o el inicio de una nueva catástrofe humanitaria en África.
Las conciencias activas de la sociedad llevan meses acampadas en las plazas de Facebook, en asambleas diarias en Twitter, agarrados a manifiestos de miles de blogs escritos por anónimos indignados. Ciudadanos críticos que están trasladando la defensa de los valores de libertad y justicia a su vida, a su profesión o a su entorno. Que creen en la democracia, que votan y que buscan el cambio de rumbo desde el activismo social. Ciudadanos que crean asambleas vecinales, que se convierten en militantes críticos de los grandes partidos, que denuncian desde el tejido asociativo, que normalizan las “realidades rechazadas”, que promueven iniciativas legislativas populares, que colaboran con proyectos de periodismo humano, que reclaman ante la administración sus derechos, que se convierten en voluntarios y cooperantes o que simplemente denuncian la injusticia en los medios de comunicación.
Estos días se apunta a la clase política como los culpables de todos nuestros males, pero frente a las denuncias sobre sus privilegios está la mal llamada “picardía española”. Frente a los 2.000 acampados en Barcelona están los 50.000 culés que salieron a la calle para festejar el triunfo del Barca en la Champions. Frente a la exigencia de listas sin imputados están los 1.208.603 votos conseguidos por Camps en Valencia. Frente a los 25.000 concentrados en la Puerta del Sol están las 200 personas que reclamaron un Sahara libre en la última protesta frente a la embajada marroquí.
Indignado, pero con los que practican una indignación “cool” pasiva y sobre todo con la gran mayoría que no se indignará jamás.
David Guerrero, director de Informativos y Contenidos
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