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La crisis financiera 1.0 – La desregulación trae el desorden

Publicado en por noticias-alternativas

La crisis financiera 1.0 – La desregulación trae el desorden

 

 

Muchos fueron los cambios que se hicieron a partir del crack del 29. Uno de ellos y de increíble importancia para entender la crisis financiera actual fue la Glass Steal Act.

 

Este acta -1933; gobierno de Roosevelt- surgió para separar la banca comercial, dedicada a salvaguardar los ahorros de los ciudadanos, de la banca de inversión, consagrada a la especulación de los productos financieros.

 

Mediante esta regulación, los ahorros de los ciudadanos quedaban protegidos de las posiciones que la banca financiera pudiera tomar en sus inversiones.

 

El control sobre la banca fue tal que incluso se instauró la llamada Regulation Q, que delimitaba la rentabilidad que los depósitos daban a los ciudadanos.

 

Pero el poder de la banca tanto en EEUU como en Europa empezó a hacerse muy fuerte desde los años 60 y éstos comenzaron a controlar la política mediante la ocupación de puestos significativos dentro de los gobiernos.

 

La Reserva Federal -la entidad norteamericana que regula su economía- llevaba ya tiempo reinterpretando la Glass Steal Act, dejando así margen a los bancos para cruzar la frontera entre banca comercial y banca de inversión, lo que llevó a un aumento de los beneficios de la banca pero también a un incremento del riesgo.

 

Centrémonos en esto:

En el mundo financiero el credo vigente es el llamado binomio rentabilidad-riesgo.

 

Este es un axioma fundamental en la economía financiera que se basa en la teoría de que “a mayor rentabilidad, mayor riesgo”; es decir, en una inversión cuanto mayor sea el posible beneficio, mayor también será el riesgo de perder ese capital invertido.

 

Así, la crisis actual no vino de forma inesperada sino que el sistema financiero mundial conocía el riesgo con el que estaba jugando. Un riesgo, comprobamos ahora, que era demasiado alto.

 

Pero, entonces ¿Por qué no se delimitó ese riesgo? Esta pregunta es fácil de contestar. La banca hace mucho que se blindó y preparó ante una más que posible crisis.

 

Pero ¿cómo se cubrieron de ese riesgo? Simplemente traspasándolo a sus clientes, a los gobiernos, a los ciudadanos, a ti y a mí. Expliquemos esto:

 

La Glass Steal Act estuvo presente gran parte del siglo XX aunque, como hemos visto, siendo reinterpretada.

 

En 1999, justo antes de entrar en el nuevo milenio, Bill Clinton finalmente la derogó. Hasta entonces la banca de inversión tomó posiciones con mayor o menor riesgo, aunque limitada a su negocio de inversión; pero debido a la derogación de las barreras entre la banca comercial y de inversión, las entidades financieras pudieron tomar posiciones en los mercados utilizando el dinero ahorrado de los clientes – el tuyo y el mío-, aumentando el apalancamiento, siendo éste la utilización del endeudamiento para financiar una operación.

 

En castellano, utilizar tu nómina para invertirla en la construcción de apartamentos, aumentando el riesgo de una crisis sistémica.

 

Siguiendo con el “brillante” apogeo del mundo financiero durante los años 80 y 90, la banca de inversión empezó a lanzar numerosos productos financieros complejos como los derivados. Estos “productos”, son contratos para pactar el precio de una acción, un bono, el barril de crudo o una hipoteca en una fecha futura.

 

En muchos casos estos productos disminuyen el riesgo de las empresas ante la subida de los suministros; por ejemplo, Iberia podría cubrirse con derivados ante una subida del petróleo. La realidad es que este tipo de operaciones tienen un porcentaje muy bajo del total de los derivados contratados, siendo el resto especulación de movimientos del mercado, aumentando la volatilidad -movimientos bruscos- y el riesgo.

 

Una especulación con derivados podría explicarse con el siguiente ejemplo: yo podría comprar un seguro contra incendios de una casa que no tengo, o comprar un seguro a todo riesgo de un Ferrari que no tengo, ¿Parece ilógico verdad?

 

La banca vio en esto la gallina de los huevos de oro y la locura empezó a extenderse en forma de cada vez más numerosos y complicados paquetes, pero los gobiernos no se preocuparon en regular estos nuevos productos financieros y sus posibles consecuencias.

 

Como hemos visto hay una relación directa entre la desregulación del mundo financiero y el riesgo de una crisis sistémica; pasó en 1929 y se tomaron medidas, se quitaron en 1999 y ocho años después se ha desembocado en otra crisis.

 

¿Qué prevenciones se han tomado hasta ahora para que no vuelva a suceder una crisis similar cuando superemos ésta?

 

La respuesta es el acuerdo de Basilea II, es decir, ni más ni menos que papel mojado, ya que éste acuerdo habla sólo de “recomendaciones” –no leyes obligatorias- sobre el capital que las entidades financieras debieran conservar en un fondo ante una posible quiebra.

 

Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pues bien, parece que vamos por el camino de caer por tercera vez. Al menos, no se están sentando las bases para que no pase. Habrá que preguntarse por qué.

 

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