Los mercados, eufemismo de la economía especulativa, están en el origen.
Pero sin olvidar que deben su existencia al conservadurismo político. De ahí la extrañeza. Y no es lo malo que tardemos en asimilarlo desde el punto de vista filosófico. No. Lo malo es que la solución no va a venir hasta que no cambiemos el modelo económico.
De la implosión del sector financiero, se llega a la recesión; y cuando ya parece que la recisión empieza a ceder, aparece la crisis de la deuda; la deuda impone medidas restrictivas, lo que ocasiona un parón en el crecimiento, y vuelta a la recesión. Otra vez a empezar. ¿Hasta cuándo?
No es una circunstancia coyuntural. Es algo que se viene repitiendo en Europa, porque Europa no ha sido capaz de romper ese círculo.
En Grecia han caído gobiernos conservadores y progresistas, y al final un golpe de Estado de los mercados han situado al frente, un gobierno “tecnócrata”, sin pasar por las urnas. Irlanda con un gobierno prototipo del neoliberalismo más conservador ha tenido que ser rescatada.
En Portugal, la crisis se llevó por delante a un gobierno socialista, y el conservador resultante, no ha sido la solución. En el Reino Unido se repite la caída del gobierno laborista, y el conservador, con sus ajustes, lejos de acabar con la crisis ha situado al país peor de lo que estaba.
Italia con un gobierno de derechas, símbolo de la especulación, se ha visto forzado a sustituirlo por un “Gobierno tecnócrata”, sin pasar por elecciones.
Con este panorama, España es el sexto país que cambia de signo político, pero no va a cambiar la situación. No va a ser la excepción. No va a ser la solución.
Julio García-Casarrubios Sainz
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