Esclavos de la deuda
Esclavos de la deuda
Alguien ordenó una vez, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”
Y desde entonces así ha sido, solo que unos han ganado mucho pan y han sudado poco y otros sudan demasiado para ganar poco pan.
Si en la Tierra, un lugar con tantos recursos naturales, estos se emplearan con inteligencia y eficacia y se pusieran a disposición del ser humano, la frase del encabezamiento no tendría ningún sentido. Sin embargo a algunos les ha valido, durante siglos, para esclavizarnos, someternos y convertirnos en meros espectadores de nuestro paso por ella, en vez de ser, los verdaderos protagonistas del transcurrir de nuestras vidas.
Alguien quiso que fuera así. Nosotros nos encontramos un mundo ya organizado pero imperfecto. Encasillados desde el inicio de nuestras vidas en una categoría de la que si alguien escapa es para colocarse al otro lado, en el lado oscuro, para vigilar nuestros actos y comportamientos.
Todo está pensado y organizado. Todo transcurre según sus deseos. Nada cambia si no es porque a ellos les conviene. Nacimos con unas reglas impuestas y sólo unos cuantos tuvieron la osadía de intentar cambiarlas para acabar trágicamente. Todos los demás nos hemos dado por vencidos sin ni siquiera intentarlo. Es en ese momento cuando el “ganarás el pan con el sudor de tu frente” toma verdadero sentido y nos hace esclavos y desiguales a ellos.
Primero fue la esclavitud del trabajo, luego y ahora, la esclavitud de la deuda.
Me comprometí, unos días atrás, a explicar de forma sencilla, entendible incluso para aquellos sin conocimientos de economía, cómo se crea el dinero y cómo han conseguido, con la connivencia de gobiernos, legisladores, grandes corporaciones y banqueros, introducir en nuestras mentes la idea de que todo el papel moneda es dinero, cuando realmente sólo una pequeña parte lo es, el resto, el mayor porcentaje, es dinero inventado, no existe, se crea a través de lo que se denomina deuda que luego explicaremos en qué consiste. A este dinero creado por estos excelentes prestidigitadores y magos que sudan muy poco, se le denomina también dinero fraccionario cuando en realidad es una estafa piramidal de un volumen difícil de calcular.
CREACIÓN DEL
DINERO
Voy a empezar explicando cómo se crea el dinero. Lo más lógico, que coincide con lo que piensan la mayoría es que el dinero lo crean los Estados y en su representación los gobiernos. Pues no. Para explicar de forma inteligible esta estafa, voy a ilustrarlo con un ejemplo, con el convencimiento de que cuando acabéis su lectura seremos algunos más los indignados contra este sistema, y estaremos en condiciones de llegar al conocimiento de que esta forma de crear dinero virtual de la nada solo puede traernos en un futuro más próximo que lejano, ya lo estamos notando ahora, miseria y ruina. Habéis comprobado los efectos que está creando sobre nuestra economía la explosión de la burbuja inmobiliaria, la creación de dinero de la nada es otra burbuja muchísimo más grande, y como toda burbuja estallará también.
Veamos pues el ejemplo: Tres de vosotros, lectores de este blog, decidís un buen día constituir cada uno de vosotros un banco que denominaremos Bancos A, B y C. Tres bancos situados en la misma ciudad para hacer más inteligible esta ilustración. Vamos a saltarnos por su extensión todos los requisitos que se exigen para la constitución de un banco de forma que los tres lectores del blog ya tenéis vuestros bancos listos para operar.
La mercancía de un banco es el dinero, recibir de los clientes depósitos, es decir ingresos de dinero depositados por los clientes y a la vez tomar ese dinero y prestarlo a quién venga a solicitarlo cobrándoles un interés. Bien, hasta aquí creo lo habréis entendido todo. Un lunes, nuestros tres lectores del blog, abren las puertas de sus flamantes bancos y esperan que entren los primeros clientes. Entra un cliente en el banco del primer lector del blog propietario del banco A. Lleva 10.000 euros para ingresarlos, lo efectúa abriendo una cuenta creada a tal fin, y en ella el banquero anota que Fulanito tiene depositado en el banco A, 10.000 euros. El cliente se va y el
Banco
A tiene los 10.000 euros depositados en su caja fuerte. No han pasado diez minutos y entra en el banco otro cliente que no viene a efectuar ningún ingreso o depósito sino a pedir un préstamo. El banco A obligado por las leyes que regulan, – aquí hago un inciso para decir que regulan bastante mal y bastante poco, – a las instituciones de crédito o bancos, aparta un porcentaje de la cantidad depositada por el primer cliente como fondo de reserva o garantía, este porcentaje varía según el país donde se constituye el banco, vamos a suponer que donde los tres lectores del blog han abierto sus bancos se les exige que congelen como fondo de reserva o garantía un 10% del total de los depósitos.
El banco A, aparta el 10% de los 10.000 euros, es decir 1.000 euros y tiene 9.000 euros disponibles para prestarlos. Curiosamente, el cliente que acaba de entrar a solicitar un préstamo desea se le concedan 9.000 euros, los mismos que el Banco A tiene disponibles para préstamos. Se formaliza el correspondiente contrato o escritura de préstamo en el que figuran diversas cláusulas como el tipo de interés que deberá pagar el tomador del préstamo, la garantía exigida por el banco para cubrirse en caso de que el cliente no pueda pagar los 9.000 euros o parte de ellos, la cuota, el tiempo, y el cliente sale del banco A con sus 9.000 euros más contento que unas castañuelas.
¡Atención, fijaros que el dinero que el banco
A ha
prestado al cliente no es dinero del banco, proviene del depósito que dejó el primer cliente!
Lógicamente como no es cuestión de llevar tanto dinero en el bolsillo el cliente que ha conseguido el préstamo busca un banco y observa a pocos metros del banco A, otro denominado banco B cuyo propietario es el segundo lector del blog. Hacia él se dirige y efectúa la misma operación que anteriormente había hecho el cliente que depositó el dinero en el banco A. La única diferencia es que el primer cliente depositó 10.000 euros y este nuevo cliente lleva en sus bolsillos 9.000 euros. Deposita los 9.000 euros en una cuenta del banco B y se lleva, igual que el cliente A como garantía, un papelito en que consta el nombre del banco, el día, el sello, la firma del cajero y el importe. El segundo lector del blog, propietario del banco B, conocedor de la ley que le obliga a reservar un 10% de los depósitos que efectúen sus clientes en el banco, efectúa la siguiente operación 9.000 euros depositados le resto el 10% y tengo 9.000-900=8.100 euros listos para prestarlos al siguiente incauto que ose atravesar las puertas del banco.
Y así
sucede, otro cliente viene a solicitar un préstamo de 8.100 euros que una vez formalizados todos los documentos se lleva en sus bolsillos.
¡Atención, observar que los 8.100 euros que lleva el cliente del banco B, no es dinero del banco B, tampoco del banco A, es dinero del primer cliente que depositó su dinero en el banco A! El que ingresó sus 10.000 euros en al banco A.
Alguno de vosotros pensará, vaya lío que me estoy formando, con tanto banco A, B, clientes que ingresan y clientes que piden prestado. Es muy fácil, de momento sólo hemos visto los 10.000 euros del primer cliente que los depositó en el banco A. Con ese dinero se ha constituido un primer fondo de reserva, se ha prestado, se ha ingresado en otro banco, se ha vuelto a constituir otro fondo de reserva y se ha vuelto a prestar. Varias operaciones pero dinero contante y sonante de momento sólo han aparecido los 10.000 euros iníciales. A partir de esa primera imposición empieza la rueda de la fortuna para los bancos y la deuda para el resto de los mortales.
Pero no hemos acabado, porque debemos dar entrada en esta estafa al tercer lector del blog, propietario del banco C. Ocurre lo mismo, el cliente que ha conseguido el préstamo del banco B lleva en su cartera los 8.100 euros que deposita en un banco cercano denominado banco C, efectúa un ingreso de 8.100 euros y se va. El director del banco C vuelve a hacer la misma operación que antes habían hecho los directores de los bancos A y B, lo único que cambia es el importe. El banco C tiene en su caja fuerte los 8.100 euros y presta a otro cliente la diferencia entre los 8.100 euros y el fondo que tiene que dejar como garantía. Es decir, 8.100-810=7.290 euros.
Atención, observar que los 7.290 euros que lleva el cliente del banco C para ingresar en otro banco no es dinero del banco C, tampoco del banco B, ni por supuesto del banco A, es el dinero del primer depósito que efectuó el primer cliente en al banco A. Los 10.000 euros.
Podríamos seguir con más operaciones, banco D ingreso 7.290 euros, fondo de reserva 729, nuevo préstamo 6.561 euros.
Banco E Ingreso 6.561 euros, fondo de reserva 656, nuevo préstamo 5.905.
Banco F ingreso 5905, fondo de reserva 590, nuevo préstamo 5.315
Banco G ingreso 5.315, fondo de reserva 531, nuevo préstamo 4.784
Banco F ingreso, banco G, banco H y así hasta el infinito. Con los 10.000 euros del cliente del banco A habéis visto los préstamos que han concedido los bancos sin exponer un euro de sus bolsillos. Y todo esto de un solo depósito, podéis imaginar, que no calcular, el dinero que cada día se crea de la nada. Y así durante muchísimos años. Es tan inmenso ese agujero que aparte de difícil de calcular las consecuencias son catastrofistas.
Ahora otro pequeño inciso porque puede que aún no haya quedado claro del todo esta estafa. Hace unos días yo explicaba esto mismo en público y alguien dijo “no me cuadran las cifras, si el segundo cliente ingresa 9.000 euros, supongo que para comprar algo, el segundo cliente ingresa 8.100 euros también para gastarlos, entre las dos cantidades ya suman más de 10.000 euros, si además sumamos el dinero del tercero, cuarto, quinto y más ¿de dónde sale el dinero que excede de los 10.000 euros” Respuesta; de la nada. Se ha inventado. Lo han creado los bancos artificialmente, la mayoría de las ocasiones sin ni siquiera dispensar efectivo. Tecleando en el ordenador del banco y creando el dinero virtualmente. A que ya lo tenéis mucho más claro.
Ahora, imaginaros por un momento que todo el dinero que existiese en el mundo fuese el depositado en el banco A, los famosos 10.000 euros de la imposición del primer cliente, y el resto del dinero se hubiese creado a través de ese primer depósito mediante préstamos concedidos. E imaginaros también que una buena mañana el cliente depositante de los 10.000 euros se levanta con el pie cambiado y decide ir a buscar su dinero porque considera, por ejemplo, que su dinero está más seguro debajo de su colchón o debajo de las piedras. ¿Qué ocurriría? Sencillamente ocurriría que en cuanto los clientes a los que se les ha concedido préstamos no los pudiesen pagar los bancos uno detrás del otro quebrarían porque no tendrían la suficiente solvencia para hacer frente a los impagos. Se ha derrumbado la pirámide cuya base eran los 10.000 euros iniciales. Esto parece un cuento que me acabe de inventar pero no lo es. Está sucediendo ahora mismo, ya hemos visto lo raudos que han actuado los Gobiernos del mundo entero para ir a rescatar a los bancos a punto de entrar en quiebra, poniendo en sus cajas fuertes miles de millones de euros, y, ¿porqué lo han tenido que hacer? Para evitar el colapso de la economía mundial. Fijaros hasta qué punto son importantes los bancos en nuestros sistemas económicos. Fijaros hasta qué punto estamos esclavizados por la deuda, el dinero que crean los bancos de la nada. Fijaros hasta qué punto dependemos de ellos, sabiendo que todo se sostiene dentro de una burbuja que en cualquier momento puede explotar.
Ahora somos conscientes del problema, salta a la vista que, aunque consentida por gobiernos y legisladores, es una estafa piramidal de proporciones incalculables. Tan incalculables que su solución se nos escapa, motivado tal vez porque ya no tiene solución.
¿De dónde surge el problema? Los Estados y la mayoría de los mortales no tienen dinero. Nos sablean con impuestos cada vez más elevados para pagar parte de la deuda contraída y al mismo tiempo como no son suficientes se crea más dinero de la nada, es decir deuda, que probablemente no puedan pagar nunca. (Habréis oído hablar de la quiebra de Grecia y cómo han acudido prestos sus socios comunitarios y el Fondo Monetario Internacional al rescate)
Se podría argumentar que esto ha sido así toda la vida y que, aunque reconozcamos que no es bueno, la economía sigue funcionando y nada se puede hacer al respecto. De ahí parte el problema, nos han programado primero para que desconozcamos el problema y segundo, en el caso de que lo conozcamos, que pensemos que siempre ha sido así y nada se puede hacer. Es un tema para expertos podríamos pensar y decir que si ellos no son capaces de arreglarlo, mucho menos nosotros. Lo importante ahora es que seamos conscientes que tenemos un problema que más tarde o temprano nos afectará a todos.
CONSECUENCIAS
El sistema de reserva fraccionaria es un fraude perpetrado contra los depositantes, ya que disminuye artificialmente los tipos de interés reales, desestabiliza la oferta monetaria y contribuye a generar ciclos económicos muy volátiles, ineficientes y a tener que soportar cada cierto tiempo grandes crisis económicas que nos afectan muy directamente. La burbuja, si se supera la crisis, ha estado a punto de explotar pero al final no lo ha hecho, veremos qué pasa con la próxima, aunque de esta aún no hemos salido porque queda pasar lo peor. Además es una falsificación permitida por los gobiernos, ya que concede al banco el poder de crear dinero de la nada para cobrar encima unos intereses cuando lo presta. Y lo peor, esta práctica concentra todo el poder y la riqueza en manos de los bancos, provocando que el resto de la sociedad caiga en la esclavitud de la deuda. Por otra parte, se genera hiperinflación en el mercado inmobiliario, los bienes de consumo se devalúan, disminuye el poder adquisitivo, se destruyen la agricultura y la ganadería y se pierde tejido industrial en las economías fuertemente endeudadas.
Debido a que los bancos principalmente crean dinero (y “sustitutos” del dinero) a través del sistema de reserva fraccionaria, el dinero ya no está respaldado por un bien tangible – el dinero se crea cada vez que se da un préstamo. El dinero no representa otra cosa que la deuda de otros; el único aspecto “tangible” del sistema es la promesa del prestatario de devolver el dinero junto a sus intereses. Si además los clientes empiezan a retirar sus depósitos la pirámide cae como un castillo de naipes.
¿SOLUCIONES?
Que sean los Estados quienes creen el dinero. El control de la creación del dinero debe volver a manos de los gobiernos y a través de su Banco Central proceder a la emisión de dinero-crédito en lugar de dinero-deuda. Si los bienes de un país suponen una cifra de 1 billón de euros, ese es el dinero que tendría que circular, encargándose el gobierno de controlar tanto la inflación como la deflación de los precios y ajustando el flujo de dinero para evitar una u otra.
No tienen que desaparecer los bancos. Tiene que ser cambiada su regulación y obligarles a dotar una reserva igual a la de los depósitos que tienen de sus clientes. En palabras sencillas de entender; si quieren prestar que presten, pero con su dinero.
Buenas noches y feliz día