Pan y circo en España

Publicado en por noticias-alternativas

GONZALO DE PEDRO  13/01/2012 08:02 

 

Director: Álex de la Iglesia
Género: Tragicomedia
Nacionalidad: España
Reparto: José Mota, Salma Hayek
Duración: 98 minutos 

En síntesis

Roberto Gómez, publicista y parado de larga duración, sufre un accidente en un teatro romano recién restaurado.

Al mal tiempo, buena cara: decide sacar provecho de su desgracia para asegurar el futuro de su familia vendiendo el drama a la televisión.

Comentario

Empeñado en sacar a la luz lo peor de nosotros mismos, y tras su bárbaro e iconoclasta retrato de la Santa Transición en ‘Balada triste de trompeta' (2010), Álex de la Iglesia se acerca ahora a la realidad catódica patria, tan cargada de malos sentimientos como de maletines rebosantes de dinero.

Maloliente y pútrida, el director retrata el clima moral que ha terminado haciendo posible que consideremos un derecho lo que antes era una deshonra: convertirnos a nosotros mismos en mercancía de saldo.

Centrada en un único escenario, la película rebaja el tono sangriento de ‘Balada triste...', y sin ser la mejor cinta de su director, hay que aplaudir la coherencia temática de su retrato creciente de la España que vivimos.

PUBLICO.ES

La Farsa electoral-parlamentaria, expuesta. (6) “Pan y Circo (político-televisivo)”
18 NOVIEMBRE 2011

Aunque el pueblo está despertando, aún no asume su Soberanía

6. Pan y Circo (político-televisivo)

En un panorama donde los sindicatos -igual que los partidos políticos- son en la práctica meras comparsas y apéndices del Sistema (siendo los líderes sindicalistas unoscómplices bien pagados), los afiliados de base, impotentes, son considerados por la élite como tontos útiles, tal como también lo fueron los profesionales sanitarios en el caso de la Gripe A (y en tantos otros).

Así, en las cúpulas sindicales la “patata caliente” de la responsabilidad por el apoyo y complicidad con los oligarcas es celosamente tapada dentro de la olla express de los pactos, favores, dádivas y sueldos en expansión.

Por lo demás, nadie en las instituciones y organismos públicos parece darse por enterado de todos estos hechos, y mucho menos se denuncian los flagrantes abusos y atropeyos al colectivo social. Todo el mundo prefiere perder su dignidad y hasta su alma, antes que su trabajo (aunque sea de “contrato basura”).

Mientras, las culpas por cualquier error o pifia visible son pasadas de unos a otros en un escaqueo sin fin.

Eso sí, en lo que todos están de acuerdo -pues de hecho lo consienten y amparan- es en que el pueblo (y sobre todo las clases más desfavorecidas) pague los platos rotos de todas las crisis;

lo cual no debe sorprendernos, viendo que el propio pueblo en su mayoría también lo consiente, limitándose a maldecir y a seguir colaborando con el Sistema que los oprime.

Y aunque es palpable que la gente va tomando mayor conciencia de qué es y cómo funciona todo este montaje, demasiados hay todavía que están bien distraídos y absorbidos en sus luchas y quehaceres diarios (centrados en sobrevivir, muchas veces), de modo que sus ratos de ocio son para ver la tele (muchos, curiosamente, el programa “Sálvame”), 

el fútbol u otras actividades distractivas o evasivas, cuidadosamente preparadas por el Sistema para su fiel rebaño.


Pues no sólamente ha funcionado muy bien -desde la antigua Roma- el binomio de “Pan y Circo”, sino que incluso basta con el Circo mediático para mantener a las masas alienadas, aún cuando el Pan ya empiece a escasear. 

Tal es el grado de entontecimiento de una sociedad desempoderada, inconsciente, débil y dependiente de sus controladores.

Una sociedad borreguil que, embobada ante la televisión -aunténtica arma para el adoctrinamiento y programación mental, al servicio de las corporaciones- traga lo que la echen (aún con profundo hartazgo y arcadas) y va hacia donde la dirijan.

“Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo y está en condiciones para someterse a un amo, poco importa de dónde procede éste”
George Washington

“Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados”
Octavio Paz

Ciertamente, el sector desinformado del colectivo social -el más grande- persiste en dormir sobre puntiagudos lechos de faquir.

En una actitud a mitad de camino entre el masoquismo y la pasividad comodona (al evadir su co-responsabilidad), los ciudadanos siguen entrando al trapo de la farsa del modelo político, económico e ideológico vigente, y se dedican a despotricar, denigrarse y pelear entre sí, dando rienda suelta a la maledicencia y al escarnio que la televisión convenientemente se encarga de azuzar, retroalimentar y amplificar todos los días.

En vez de unirse todos -superando prejuicios y diferencias artificiales- en torno a aquellos principios y puntos básicos que a TODOS importan (cumplimiento de los Derechos Humanos, transparencia institucional, protección de la naturaleza, implementación de las tecnologías armónicas suprimidas, etc) como seres humanos que desean vivir en paz…

Aunque aún hoy, gracias a las ideologías, muchos realmente no desean vivir en paz.

Porque las ideologías -como se ha comprobado hasta la saciedad siglo tras siglo- hacen añicos los más puros y genuinos ideales, al fomentar la separación, el odio y el enfrentamiento entre los seres humanos.

Así de claro, y así de evidente hoy en día, como en el pasado.

Continuará

(Texto extractado de Nuestras “democracias” y “elecciones”: ¿A qué TÍTERE de la ÉLITE CORPORATIVA quieres votar?)

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