Un filón verde al calor del apagón nuclear de Alemania

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Un filón verde al calor del apagón nuclear de Alemania
La decisión de Berlín da alas a las renovables, un sector con gran exceso de capacidad y que requiere invertir con prudencia
Un filón verde al calor del apagón nuclear de Alemania

Un filón verde al calor del apagón nuclear de Alemania . Un filón verde al calor del apagón nuclear de Alemania -

 

Fernando Martínez - 04/06/2011

 

Las consecuencias del tsunami de Japón y el posterior desastre nuclear de Fukushima empiezan a hacerse tangibles. Esta semana, la canciller alemana, Angela Merkel, ha decidido regresar al plan inicial del país en política nuclear (acordado en el año 2000 por los socialdemócratas y los verdes), que pasa por el cierre de las centrales nucleares en el año 2022 como fecha límite.

 

El Gobierno italiano anunció el miércoles pasado que someterá a referéndum la continuidad del uso de la energía nuclear, interrumpido en 1986. La UE llevará a cabo próximamente un test de estrés nuclear para las 143 plantas en funcionamiento. China, que posee uno de los más ambiciosos planes nucleares del mundo, también está emprendiendo inspecciones.

 

En definitiva, la energía atómica, que estaba experimentando un claro florecimiento antes del desastre de Fukushima (11 de marzo) está ahora sometida a una revisión de dimensiones planetarias.

 

El primer ganador de esta nueva dinámica es el sector de renovables, encabezado por la energía eólica y solar. "Desde el punto de vista de las renovables, el apagón nuclear podría dar oportunidades de crecimiento tanto a los fabricantes de equipos como a las promotoras", explica Raimundo Fernández-Cuesta, analista de Nomura, que apunta a la tecnología eólica marina, como uno de los grandes beneficiados.

 

En este sentido, desde la firma de inversión Norbolsa se explica que los mejores posicionados para capturar este potencial son Vestas y Siemens, por delante de Gamesa. La gestora Schroders añade a estas dos compañías la italiana Prysmian, creada originalmente por Pirelli y que salió a cotizar en 2007. Pero no serán las únicas. "Los productores de turbinas de ciclo combinado de gas y los fabricantes y operadores de equipos de transporte de energía también pueden beneficiarse", apunta Fernández-Cuesta.

 

En conclusión, surge una estrategia de inversión que conviene manejar con cuidado. "En el corto plazo habrá una mejoría en el desempeño de las energías renovables, pero continuaremos siendo extremadamente selectivos y no esperamos aumentar nuestra ponderación en el sector, dadas las ya elevadas expectativas y el exceso de capacidad en las redes de suministro", valora Giles Money, especialista en cambio climático y renta variable de la gestora Schroders.

 

"El crecimiento de demanda de energía eólica es estructural. Es la más barata entre las renovables y su capacidad puede multiplicarse por cinco para el año 2050", concluye Luciano Diana, gestor de Pictet Clean Energy. "Los márgenes entre fabricantes de turbinas eólicas se han visto en riesgo por exceso de capacidad, pero disponen de elevado apalancamiento potencial cuando vuelva la demanda.

 

En solar la oferta es abundante y los costes elevados, aunque están disminuyendo. Los propietarios de estos sistemas tienen beneficios atractivos, pero los fabricantes de celdas solares están en un negocio de bajo valor añadido", advierte el experto de Pictet.

 

De hecho, el exceso de capacidad solar instalada en Alemania es tal que el cumplimiento estricto de los objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono en 2020 "requeriría que se ralentizara el número anual de instalaciones solares", explican en la gestora Schroders.

 

Un tema de largo plazo

 

Por otra parte, este no es el fin de la energía nuclear. "Puede que paralicen temporalmente algunos de los planes de construcción", concede el gestor de Schroders. "Pero no creo que los objetivos de incremento de capacidad en países como Rusia, India o China vayan a revertirse", advierte Giles Money.

 

Este experto admite, no obstante, que los últimos acontecimientos "han beneficiado sin duda las posibilidades de las energías renovables en Bolsa", si bien considera que el principal impacto será en "demanda, generación y precios del gas".

 

Hay que tener en cuenta que no es nada sencillo replicar la capacidad de sustitución de energía nuclear de Alemania, donde un número importante de las instalaciones tienen más de 30 años y hay un exceso de capacidad instalada, especialmente en energía solar. Por poner un ejemplo, en Francia es directamente imposible, puesto que la energía nuclear representa el 75% de la generación de energía eléctrica.

 

"En España sería absolutamente antieconómico", responde Jorge González, analista de Banco Sabadell. De acuerdo con las cifras del Foro Nuclear, en España, la energía obtenida por la fisión de átomos de uranio representa el 20,6% de la energía eléctrica.

 

Incluso con las ventajas de partida de las que goza Alemania, el plan verde requiere de cuantiosas inversiones. El programa germano pasa por mantener cerradas las ocho centrales que están clausuradas actualmente (siete lo fueron tras el accidente de Fukushima, mientras que Krümel, participada al 50% por Eon, ya había sido cerrada por avería) y hacer lo propio con las nueve restantes durante los próximos 11 años. Eso sí, al menos una se mantendrá en la reserva en caso de que el país sufra una emergencia energética.

 

 La energía nuclear supone el 23% de la generación eléctrica en Alemania y su desaparición se suplirá con una reducción general del consumo del 10% y un incremento de la cuota de las renovables hasta el 35% de la electricidad. Nomura cifra en unos 90.000 millones de euros las necesidades de inversión adicionales, si la producción nuclear germana se reemplazara primordialmente con energía eólica terrestre (que actualmente supone un 6% del suministro eléctrico total).

 

La opinión de los expertos es que el reemplazo no será ni solar, ni eólico terrestre, ambos cerca de sus límites de crecimiento, sino eólica offshore, es decir en territorio marino.

 

"Los mercados eólicos más dinámicos son España y Alemania y ambos muestran un grado de saturación bastante alto. Alemania tiene una salida muy fácil al mar. Adicionalmente, el Reino Unido ha anunciado una política muy agresiva de expansión eólica en el Mar del Norte, en la que también participan otros países", explica Isabel Mera, analista de Norbolsa.

 

"Por eso, nuestra visión es que, aunque a largo plazo, la decisión de Alemania supone un soporte, Gamesa tiene a corto plazo otros dos desafíos más importantes: uno es el estancamiento en el mercado doméstico, que ha de ser suplido con nuevos mercados, y el segundo es demostrar que tiene la capacidad tecnológica para competir con otras grandes compañías en tecnología eólica offshore", completa la analista de Norbolsa.

 

La cuestión fiscal

 

Otro de los asuntos cruciales en el apagón nuclear es el impuesto sobre la barras de combustible nuclear aprobado el año pasado, cuando el Gobierno alemán prorrogó la vida de las nucleares.

 

La tasa supone unos ingresos anuales de 2.300 millones de euros, a los que el Gobierno no quiere renunciar, pero que las principales empresas afectadas por su pago, Eon y RWE, ya han dicho que pretenden recurrir, una vez que Merkel ha declarado el apagón nuclear para 2022.

 

De hecho, Eon ya ha anunciado que pedirá una compensación de "miles de millones". No es asunto menor, Banco Sabadell cifra el impacto de la reclamación en Eon en 1,3 euros por acción, que representa aproximadamente un 6% de la valoración.

 

En el caso de RWE, el efecto es de dos euros por título, un 5% de la cotización. RWE es la eléctrica más afectada, porque tiene su energía nuclear concentrada en Alemania, mientras que Eon puede diversificar su negocio en Noruega.

 

En definitiva, el apagón alemán potencia el filón verde, pero con mucha cautela.

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